Cuando leemos el libro de Juan el capitulo 15, podemos ver un mensaje muy claro, pero mal analizado. Jesús deja muy claro a sus discípulos que El es la vid verdadera y que su Padre es el quien labra. Ahora bien, dice le texto que todo pámpano que no de su fruto será cortado y echado al fuego. Automáticamente podemos pensar que este texto es uno de condenación, donde Dios desecha al no de fruto en la tierra. Quiero que lo veas con la visión no de un teólogo sino que de un viticultor que es quien se especializa en sembrar y cultivad vides.
El viticultor siembra la fruta de la vid y cuando esta comienza a crecer, cabe la posibilidad que uno de los pámpanos crezca más pegado al suelo y este comience a echar unas raíces en el suelo que no le permiten alimentarse completamente del tallo de la vid. Esta raíz es una interferencia ya que este comienza a alimentar este pámpano pero no lo suficiente para que el fruto sea saludable. Un buen viticultor no cogería ese pámpano y lo cortaría de raíz. Cuando leemos la palabra “será cortado” en el libro de Juan, en griego se dice “airoos” que significar levantar. Esto le cambia el significado al texto de la siguiente manera. El viticultor ve que el pámpano hecho raíces en el suelo, ya que creció muy pegado a él. El no lo corta, el viticultor corta las raíces, busca una estaca o una piedra y levanta al pámpano para que este se pueda alimentar totalmente de la vid y no de la raíz que interfería la función de la vid. Ahora podemos entender las palabras de Jesús cuando le dice a los discípulos sin mi nada podréis hacer, y es que realmente el pámpano sin la vis no puede dar su fruto. Que te quiero decir en esta hora. Dios como un buen labrador, si ve que has caído, o has fracasado o has pecado en algún momento de tu vida y tu vida está en crecimiento espiritual, El como un buen labrador va a cortar las raíces que te separan de Él y te va a levantar para que puedas dar el fruto que es el AMOR. De hecho el amor de Dios quien nos levanta y nos lleva a dar el fruto y amarnos los unos a los otros. Mi intención es que tú puedas entender que sin Jesús nada podemos hacer y que todo aquello que te estorba el crecimiento en tu vida tiene que ser cortado para que puedas dar el fruto que es el AMOR. Dios te ama mucho!!
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El tiempo que vivimos es muy distinto al tiempo que nos convertimos. Ahora hay mucha tecnología, todo es con internet, la gente nos ve en otros estados.
Se cumple la promesa de que todo el mundo conocerá del evangelio. Solamente el que limita a Dios dirá no es lo mismo. La iglesia tiene que renovarse constantemente. Lo que hoy hacemos como algo nuevo, el año que viene es tradición y rutina, y Dios no se enmarca en las rutinas ni en las tradiciones. Por eso Jesús les dice a los religiosos, ustedes ayunan por tradición, ustedes no viven el evangelio para celebrar, lo viven para sufrir. Pero el que anda con el novio, anda de fiesta no anda de luto. La iglesia que anda con Dios es una iglesia que se renueva, que se transforma, que crea proyectos para bendecir nuestro pueblo. La temporada de Dios, o sea estos tiempos que vivimos, son tiempos nuevos. Estoy hablando de los tiempos, son tiempos transformadores. Son transformadores porque nos transforman a nosotros y nosotros transformamos una comunidad, un pueblo. Yo te invito a que reflexiones. ¿Cuanto tiempo llevas poniendo el vino nuevo en el odre viejo? El asunto también se da cuando Dios quiere poner el vino nuevo y la gente lo que deposita es el odre viejo. Cuando el líder quiere traer cambios y la gente se resiste pasa lo mismo con el odre. El odre viejo, lo que hace es que crea resistencia por dentro y comienza fragmentarse hasta que se rompe. La iglesia no puede crear resistencia. Cuando tus líderes hacen la asignación y te preparan para los cambios, es el tiempo para darle la bienvenida a la temporada de Dios que transforma. Adelante siempre en el Señor! La transformación requiere disciplina y humildad
Los cambios traen resistencia de la gran mayoría de personas. Sea en la iglesia, en los trabajos, en todos los lugares. Lo interesante de los cambios es que no sabemos si funciona hasta que lo pongamos en práctica. Recuerdo hace como 6 años atrás, llegué temprano al templo. Moví todos los bancos de su lugar. Y me quede esperando en la puerta a ver la reacción de las personas. Recuerdo las miradas y los comentarios. No podía parar de reírme. Algunos decían: eaa aquí paso una tormenta. Otros decían y dónde está mi banco, me lo movieron. Recuerdo el coraje de algunos por lo que estaba pasando. Eso pasa cuando nos moldeamos a lo que ya experimentamos. Creamos resistencia porque nos gusta el confort, la comodidad de nuestro estilo de vida. La transformación requiere cierta disciplina y humildad, para que los cambios se puedan dar saludables. Me explico. Una persona orgullosa, que entiende que nadie es como él, que nadie lo hace mejor que él, que lleva tantos años y yo soy el que soy, no va aceptar los cambio, usted dirá: ¿para que los cambios si siempre lo hemos hecho de tal forma? Y ahí está el asunto. La transformación de una iglesia, de una vida requiere humildad. El aceptar que Dios desea cosas nuevas, el aceptar que los mismos tiempos evolucionan y la iglesia no se puede quedar en los tiempos. Una iglesia Humilde es una iglesia que se transforma para bendecir una ciudad. La transformación Requiere disciplina, Disciplina es la fuerza de voluntad y el dominio propio para poder lograr algo. Disciplina requiere un proceso de educación, de preparación con anticipación para ser efectivos en los cambios. O sea, los cambios en las iglesias no pueden ser fuera de orden. Los cambios en las iglesias se dan cuando la iglesia se prepara, cuando la iglesia se capacita, se disciplina para ser más efectivos. La iglesia no puede entrar en esta situación que ocurre cuando quieren poner en práctica algún método nuevo, sin preparar bien a la congregación. Hay que entender que lo que funciona en la iglesia tal no es lo mismo que va a funcionar en la iglesia nuestra. Cada iglesia tiene en si su propia personalidad muy distinta a las demás. En este pasaje Jesús rechaza la mente cerrada y recomienda que no despreciemos lo nuevo sólo porque lo es. No debemos tener miedo a la libertad de pensamiento. Si creemos en el Espíritu Santo, debemos estar dispuestos para que Dios nos guíe a nuevas etapas. Alguien preguntó: « ¿Cómo estaría la medicina si los médicos no pudieran usar nada más que las medicinas y las técnicas que se conocían hace trescientos años?» Y sin embargo, nuestros parámetros doctrinales son mucho más antiguos. El que propone algo nuevo siempre tiene que luchar.[1] Jesús lo que quiere decir es que no podemos permitir que nuestra mente limite lo que el Espíritu Santo desea hacer ante los retos de los tiempos. Tengamos cuidado con rechazar todo lo nuevo, porque podría querer decir que hemos perdido la elasticidad mental. Y Dios desea mentes flexibles que permitan que la gracia transformadora de Dios. No debemos tener miedo de nuevos métodos. El que algo se haya hecho siempre puede que sea la mejor razón para dejar de hacerlo. El que algo no se ha hecho nunca puede que sea la mejor razón para intentarlo. No hay negocio que marche con métodos anticuados -y sin embargo la iglesia sigue intentándolo. Cualquier negocio que hubiera perdido tantos clientes como la iglesia habría tratado de renovarse hace mucho -pero la iglesia sigue rechazando todo lo nuevo. [1] Comentario de Lucas, W. Barclay |
Author:El Rvdo. Pastor Carlos Armando López Gerena tiene un BA en Trabajo Social y una Maestría en Divinidad del Seminario Evangélico de Puerto Rico. Archivos
Marzo 2024
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